La
contaminación atmosférica afecta de distintas formas a diferentes
grupos de personas. Los efectos más graves se producen en las
personas que ya están enfermas. Además, los grupos más
vulnerables, como los niños, los ancianos y las familias de pocos
ingresos y con un acceso limitado a la asistencia médica son más
susceptibles a los efectos nocivos de dicho fenómeno.
La
exposición crónica a las partículas aumenta el riesgo de
enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como de cáncer
de pulmón. En los países en desarrollo, la exposición a los
contaminantes derivados de la combustión de combustibles sólidos en
fuegos abiertos y ocinas tradicionales en espacios cerrados aumenta
el riesgo de infección aguda en las vías respiratorias inferiores y
la mortalidad por esta causa en los niños pequeños.
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